3 de enero de 2008

Nell

¿Qué hace la diferencia entre un niño que sufre depresión hospitalaria y uno que es criado por sus padres, o por figuras afectivas parentales?, ¿que marca el hecho para que el niño reconozca que quien lo limpia, lo muda, lo alimenta, le da palmaditas en la espalda, lo viste y lo recuesta en su cunita de hospital no es una figura afectiva parental? ¿hay en el niño acaso un mecanismo interno para decodificar mensajes afectivos o la diferencia de un cambio de pañales a otro?

Personalmente he podido ver que las asistentes de neonatología tratan a los niños hospitalizados como propios, lo cambian con cariño, les dan suero y les dan palmaditas con la misma dedicación y afecto que las madres. Los llaman con nombres cariñosos y les besan. Las matronas, los médicos, las asistentes que vi en neonatología no actuaban con frialdad frente a los recién nacidos, y dudo que alguien en el mundo pueda ser indiferente al llanto o a la desesperación del niño que no tiene un año. Sin embargo existe la depresión hospitalaria.

Pues la diferencia de la pareja parental con respecto al personal de neonatología es cuan único y necesario es el hijo con respecto al paciente. El paciente es un pasajero, un huésped en un hotel, que puede recibir esmero y hasta tibieza de parte de los que velan por su bienestar, pero si el pasajero no queda conforme del todo con la atención, el personal tiene otros cientos de pasajeros al año para dejar conformes. No hay una relación de necesidad, el personal de neonatología tiene al menos dos partos diarios entre los que buscar al cliente satisfecho. El padre necesita al hijo, su satisfacción es necesaria para él, la madre vive visceralmente el llanto del niño, el hijo es la conditio sine que non de los padres.

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