¿Qué hace la diferencia entre un niño que sufre depresión hospitalaria y uno que es criado por sus padres, o por figuras afectivas parentales?, ¿que marca el hecho para que el niño reconozca que quien lo limpia, lo muda, lo alimenta, le da palmaditas en la espalda, lo viste y lo recuesta en su cunita de hospital no es una figura afectiva parental? ¿hay en el niño acaso un mecanismo interno para decodificar mensajes afectivos o la diferencia de un cambio de pañales a otro?
Personalmente he podido ver que las asistentes de neonatología tratan a los niños hospitalizados como propios, lo cambian con cariño, les dan suero y les dan palmaditas con la misma dedicación y afecto que las madres. Los llaman con nombres cariñosos y les besan. Las matronas, los médicos, las asistentes que vi en neonatología no actuaban con frialdad frente a los recién nacidos, y dudo que alguien en el mundo pueda ser indiferente al llanto o a la desesperación del niño que no tiene un año. Sin embargo existe la depresión hospitalaria.
Pues la diferencia de la pareja parental con respecto al personal de neonatología es cuan único y necesario es el hijo con respecto al paciente. El paciente es un pasajero, un huésped en un hotel, que puede recibir esmero y hasta tibieza de parte de los que velan por su bienestar, pero si el pasajero no queda conforme del todo con la atención, el personal tiene otros cientos de pasajeros al año para dejar conformes. No hay una relación de necesidad, el personal de neonatología tiene al menos dos partos diarios entre los que buscar al cliente satisfecho. El padre necesita al hijo, su satisfacción es necesaria para él, la madre vive visceralmente el llanto del niño, el hijo es la conditio sine que non de los padres.
3 de enero de 2008
Nell
Etiquetas: depresión hospitalaria
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En la segunda figura se puede apreciar la transmisión trasera para un carro, el eje vertical mueve el "engrane" que impulsa las ruedas hacia adelante o atrás. En este mecanismo los ejes están perpendiculares entre sí.
Se puede deducir que la posición entre los ejes es de gran importancia al diseñar la transmisión. Las situaciones son principalmente tres: ejes paralelos, ejes que se cortan y ejes que se cruzan. Un ejemplo de esta última situación se aprecia en la figura, en donde una manivela mueve un elemento que llamaremos tornillo sin fin el que a su vez mueve la rueda unida a él. En este caso, el mecanismo se utiliza como tecle para subir un balde. Los ejes se encuentran en una posición ortogonal, o sea, se cruzan a 90 grados.
Los engranes propiamente tales son ruedas provistas de dientes que posibilitan que dos de ellas se conecten entre sí. Leonardo nos entrega el siguiente esquema en donde se indican los tres diámetros que definen el tamaño del diente. 

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