El tema me complica de sobre manera, porque tengo una profunda admiración y agradecimiento hacia el pueblo japonés, pero ha llegado a complicarme por sobre mi capacidad de mantener silencio.
Mírese por donde se le mire, la matanza indiscriminada y feroz de ballenas no tiene defensa, pero puede un país como Chile detenerse solo en eso para subirse a un altar de donde con la mayor de las soberbias apuntar a Japón y acusarlo de no tener conciencia medio ambiental?
De pronto Chile se volvió sensible a los temas ambientales y hasta políticos (como Ramón Farias, en su blog por nombrar a uno) usan el tema de las ballenas como bandera de lucha, hablando de la crueldad de la matanza, como si los pollos murieran de forma solemne en las avícolas de nuestro país (o a caso los pollos por no ser mamíferos o ser mas pequeños pueden sufrir a destajo?), como si la crueldad no se viera en mataderos de nuestro largo territorio o quedara por ahí algún huemul visible mas allá del emblema patrio.
Que fácil resulta mirar la paja en el ojo ajeno y olvidarnos de cómo hemos sido con nuestra flora y fauna en peligro de extinción, que sencillo resulta apuntar a otros, cuando nuestro aire es irrespirable, algunas de nuestras empresas se permiten “errores” reiterativos tipo Celulosa Arauco.
Personalmente, sé que no hay defensa valida a la matanza indiscriminada de ballenas por parte de Japón, eso no lo pongo en duda ni lo cuestiono, pero me gustaría ver el mismo ahínco, para imitar al pueblo Nipón en su filosofía de vida (shinto) del el respeto a la naturaleza, la trasparencia de sus ríos (incluso entre las grandes urbes y gigantes industriales), el cultivo de peces y otras especies al interior de las fabricas como símbolo de respeto al medio ambiente, en su porcentaje de disminución y reutilización del consumo de energías y otros productos y el alto nivel de reciclaje, en la limpieza de sus calles, el fomento del uso de energía solar en los hogares (hace poco termino el subsidio estatal), los recursos que se destinan a investigación al respecto y mucho más…

En la segunda figura se puede apreciar la transmisión trasera para un carro, el eje vertical mueve el "engrane" que impulsa las ruedas hacia adelante o atrás. En este mecanismo los ejes están perpendiculares entre sí.
Se puede deducir que la posición entre los ejes es de gran importancia al diseñar la transmisión. Las situaciones son principalmente tres: ejes paralelos, ejes que se cortan y ejes que se cruzan. Un ejemplo de esta última situación se aprecia en la figura, en donde una manivela mueve un elemento que llamaremos tornillo sin fin el que a su vez mueve la rueda unida a él. En este caso, el mecanismo se utiliza como tecle para subir un balde. Los ejes se encuentran en una posición ortogonal, o sea, se cruzan a 90 grados.
Los engranes propiamente tales son ruedas provistas de dientes que posibilitan que dos de ellas se conecten entre sí. Leonardo nos entrega el siguiente esquema en donde se indican los tres diámetros que definen el tamaño del diente. 

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